

Discoveries
Episode 6 | 51m 27sVideo has Closed Captions
Lucia begins to drink to cope with her heartache, with life-threatening consequences.
Lucia drowns her sorrows in alcohol and goes to confront Jose. When she sees him and Maria together in their forest hideaway, she is devastated and out of control. Meanwhile, Manuel manages to burn Chupito's car in the police parking lot.
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Discoveries
Episode 6 | 51m 27sVideo has Closed Captions
Lucia drowns her sorrows in alcohol and goes to confront Jose. When she sees him and Maria together in their forest hideaway, she is devastated and out of control. Meanwhile, Manuel manages to burn Chupito's car in the police parking lot.
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Learn Moreabout PBS online sponsorship[♪ música tranquila] - ¿Qué pasa, Lucía?
- [Lucía] Hombre, Juan.
!¡Ay!
Ay, rey Juan, qué bien que hayas venido.
- He venido en cuanto he visto tu mensaje.
¿Estás bien?
- Bueno, pues no.
Bien no estoy, pero la verdad es que estoy mucho mejor.
Camarero, ponle una copa aquí a mi cuñado y me pones a mí otra, porfa.
- No, Dani.
Espera, espera.
¿Cuántas llevas?
¿Cuántas lleva?
- Llevo... Oye, ¿qué más da?
Llevo tres.
¿Qué pasa?
¿No me estás viendo que estoy bien?
Hombre, por favor.
No sabía a quién llamar.
Iba a llamar a Isa, pero seguro que me iba a reñir, así que... Y tú no me vas a reñir, ¿a que no?
[timbre de teléfono] ¿A que no?
- No, yo no.
- Cuéntame un chiste.
- ¿Un chiste?
- Claro, un chiste.
Tú antes contabas unos chistes buenísimos.
Venga.
Venga, cuéntame un chiste, que tengo ganas de reírme.
- Que no sé, que ahora mismo no se me ocurre ninguno.
- ¿Cómo es eso?
Te voy a decir una cosa, Juan.
Tú antes era un tío muy gracioso y muy divertido, y no sé qué te ha pasado.
Ya no te ríes.
Anda, ríete, sonríe.
Venga, sonríe.
Mira.
Ay, qué guapo.
Míralo.
Ay.
Juan.
- Dime.
- Muchas gracias por acompañarme.
Y sobre todo por no preguntarme qué, qué me pasa.
Aunque de todas maneras no te lo iba a decir, la verdad.
- Vale, ya.
[ríe] - Ay.
- Ay.
- Qué bueno eres.
Te quiero yo mucho a ti, ¿eh?
¿Cómo puede ser, Juan, que tú y yo...?
Ey.
- ¿Qué?
- Pues yo qué sé.
[ríen] Anda, ven, dame un abrazo.
Dame un abrazo.
Ay.
Ay, qué bueno eres.
- Venga, Lucía, va. - ¿Y a dónde vamos?
- Pa casa.
- Chiquillo, ¿cómo vamos a ir a casa?
No nos han puesto la copa todavía.
- Es que yo no tengo sed.
- [Lucía] Pero ¿y qué prisa tiene?
- Vamos.
Dani, luego me paso.
- De verdad.
Hasta luego.
[ríe] Ay, Juan.
Qué bueno eres.
Oye, nos lo hemos pasado fenomenal.
Yo creo que nos podríamos ir a tomar otra copilla por ahí, ¿no?
- Sí, otro día, otro día.
Pero tú ahora directa a la camita a descansar.
- ¿Por qué?
Si es temprano.
- Que no, déjate en paz.
Venga, va, te acompaño adentro.
- Tranquilo, que yo voy sola.
- ¿Seguro?
- Hombre, mira.
Mira.
Ya estoy.
Venga.
[Lucía ríe] Gracias, Juan.
- Métete en casa.
- Ya voy.
A ver.
- [Isabel] Lucía, ¿qué haces?
- Amiga, ¿y tú qué haces en mi casa?
- No, perdona, esta es mi casa.
[ríe] - Así que no me entraba la llave.
Amiga.
- ¿Qué?
¿Dónde has estado?
[Lucía ríe] - Estás muy guapa.
- [Isabel] ¿Sí?
Tú también.
¿Qué te ha pasado?
- Que me he ido a tomar unas copillas.
- Ah, mira.
- Que te tengo que contar una cosa.
- ¿Sí?
- No se la he podido contar a nadie porque yo no confío en todo el mundo.
Pero en ti, en ti, sí que tú eres mi amiga.
- ¿Qué?
- Oh.
- ¿Qué pasa?
- Juan.
Digo, José.
- [Isabel] ¿José?
¿Qué?
¿Ahora qué?
- José que, que se ha liado con, con María, la mujer de João.
- [Isabel] Joder.
- Sí.
¿Quieres que te lo cuente cómo me he enterado?
- [Isabel] Sí, quiero que me lo cuentes todo.
- Es superfuerte.
- [Isabel] Sí.
Vamos a casa, ¿vale?
Ven, te preparo un café.
- ¿Estoy en tu casa?
- Sí, vamos a mi casa, sí.
Te preparo un cafelito, cariño.
[♪ Cecilia Krull: "La Verdad"] - ¿Qué pasa, Tomás?
- [Tomás] ¿Qué pasa, Juan?
- ¿Qué?
¿Estás cargando tú solo?
- [Tomás] Serán mucho para mí, ¿no?
- Eso creo yo.
- No, después viene mi hijo a echarme una mano.
- Ajá.
- Es que José quiere que salgamos esta misma noche, ¿sabes?
- Le ha dado por mimar a este nuevo cliente, ¿no?
¿Está ahí dentro?
- Ahí está.
- Venga, hasta ahora.
- Hasta ahora.
- Mario.
- Venga.
- Manuel.
- [José] ¿Qué pasa?
- Eh, ¿qué hacía ese aquí?
- Nada, una cosa de familia.
- ¿Familia?
- Sí.
- ¿Sabes de dónde vengo?
- Pues no, no lo sé.
No tengo ni idea.
- Vengo de ver a tu mujer.
- Hostia, ¿y dónde está?
Llevo todo el día llamándola.
- Oye una cosa, José.
¿Tú te enteras de lo que le pasa a Lucía o ya ni eso?
[ríe] - Joder.
Pues no, parece que no me entero.
Pero cuéntamelo tú, que estás tan pendiente de ella.
A ver, cuéntame.
- No voy a discutir contigo.
- ¿No te jode?
Porque tengo razón.
- [Juan] Sí, tienes razón.
Lucía me importa, me importa mucho.
- Ya lo sé.
- [Juan] Se merece que la cuiden y tú no lo estás haciendo.
- Oye, ¿tú te escuchas lo que estás diciendo?
- Ponte las pilas si no quieres perderla.
- ¿Qué te ha dicho?
- [Juan] Nada.
Ella no me ha dicho nada, pero la conozco perfectamente.
- ¿Y qué crees?
¿Que me quiere dejar?
- Lo que creo es que no está bien contigo, José, porque la ha pasado fatal por tu culpa.
Es la verdad.
Jode, pero es la verdad.
- Ya lo sé.
Es que no he estado, no he estado lo que he tenido que estar.
- Bien.
- ¿Sabes...?
- ¿Qué?
[suspira] - Que tienes razón, cojones, que lo voy a arreglar.
- Mejor.
Tienes una mujer que no te la mereces.
- Joder, pero no me lo digas tanto, que al final me lo voy a creer.
Por algo me eligió, aunque sea un cafre, ¿no?
Ahora vuelvo.
[♪ música triste] María, eh, tenemos que vernos.
No, no esta noche.
[♪ música triste] - ¿Cómo estás, cariño?
- Pues, después de haber vomitado cuatro veces, mucho mejor, la verdad.
Me va a estallar la cabeza, te lo juro.
- Tómate una pastilla, anda.
[suspira] - ¿Cómo he podido estar tan ciega?
Llevamos diez años juntos.
Nos ha pasado de todo.
¿Tan importante es esa mujer pa mandarlo todo a la mierda así?
- ¿Tú crees que él se ha parado a pensarlo?
Pues no.
- Es que no lo reconozco, de verdad.
Es como si, como si estuviese con un extraño.
- Lo único que puedo pensar es que, es que José está como, como todos los hombres en su edad, en plena crisis de los 40.
- Mira, me importa una mierda la crisis de los 40.
Él se ha portado como un gilipollas, como un puto egoísta, y punto.
- Pues sí, eso es seguro.
- ¿Sabes lo que voy a hacer?
Me voy a ir a buscarlo y le voy a decir que lo sé todo.
- Yo no sé si es muy buena idea, Lucía.
- Pues me da igual que no sea una buena idea.
A ver si tiene las santas narices de negármelo.
¿Tú te puedes quedar con Samuel a las 19:00.
- Sí, sí puedo.
- Vale.
Ya está.
- ¿Estás segura?
- Sí, claro.
[♪ música de suspenso] [timbre de teléfono] - ¿Sí?
- Joder, por fin te pillo.
¿Estás bien?
- Sí, es que me, me había quedado sin batería.
- [José] Vale, vale, no te preocupes.
No pasa nada, cariño.
Eh, oye, una cosa.
Estoy aquí en la oficina.
Tengo un lío con unos clientes y me voy a quedar aquí como un par de horas más, ¿vale?
- Sí.
- [José] ¿Y sabes qué?
- ¿Qué?
- [José] Eh, joder, que te lo quería contar luego, que es una sorpresa.
Pero yo qué sé, que no me aguanto.
Te lo cuento ahora.
Mira, he hablado con mi madre.
Eh, se queda con Samuel.
Y tú y yo nos vamos el fin de semana solos.
¿Te apetece?
¿Tú te acuerdas la última vez que nos fuimos solos los dos?
¿Hace cuántas de eso?
- Eh, hace mucho.
-[José] Pues muchísimo.
Muchísimo.
Yo creo que nos lo merecemos, ¿no?
- Sí.
- [José] Oye, te dejo, que me llaman estos.
Eh, nos vemos luego, ¿vale?
- Vale.
- [José] Te quiero.
- Adiós.
[♪ música de suspenso] - Vamos.
Está cerrando.
[timbre de teléfono] [grita] - [mujer] A ver si tienes cuidado, ¿eh?
- Joder, joder.
- Hombre, qué susto nos ha dado.
- Hostia, lo siento.
- [mujer] Hombre.
[♪ música de suspenso] [alarma] - [mujer] Pero ¿qué pasa?
[alarma] [sirena de policía] [jadea] - [Lucas] Joder.
[voces indistintas] [♪ música de tensión] - [mujer] Sargento, pero ¿qué ha pasado aquí?
[alarma] [voces indistintas] [♪ música de tensión] !¡Ese es!
!¡Ese es!
!¡Sargento, es ese chico que va por ahí!
!¡Ese es el ladrón!
!¡Ese!
!¡Ese!
- !¡Eh!
!¡Eh!
!¡Vuelve!
[♪ música de tensión] !¡Alto!
- [policía] !¡Quieto!
!¡Alto ahí!
[♪ música de tensión] - Mierda, mierda.
Mierda.
[♪ música de tensión] - [Lucas] !¡Joder!
!¡Suelta, coño!
!¡Suéltame, hijo de puta!
[♪ música de suspenso] - ¿Qué ha pasado?
- [Ramón] "Extremadura independiente".
- Vaya tontería.
¿Independiente de quién?
Hay nacionalismo también aquí, ¿o qué?
- Sí.
Un nacionalismo muy interesado en hacer desaparecer el coche de Chupito.
Manda huevos.
Tres días la científica, tres días para venir a analizar un coche.
- Se acostumbrará al ritmo que llevamos aquí, jefe.
También le digo que hasta que vino usted, lo más grave que había sucedido era que se perdiese un cerdo.
Hostia.
Hostia, hostia, no puede ser.
!¡Mi coche, joder!
!¡Que me han quemado el coche!
Hostia.
No puede ser.
Joder.
¿Que no pueda aparcar el coche ni en comisaría?
Tiene cojones.
- ¿No querías emociones fuertes?
- [Nacho] Me cago en la madre que los parió.
!¡Hijos de puta!
Cuando pille a esos desgraciados, los voy a reventar.
Vamos que sí los voy a reventar.
Les voy a dar de hostias, que ríete tú de las cárceles chinas.
[♪ música de suspenso] - He traído un Chardonnay.
- Espera un momento.
- Te voy a poner una copa, ¿vale?
- María, necesito que me escuches.
- ¿Qué?
- Por favor.
- Te escucho.
- Yo te prometí que haría este transporte y cumpliré con mi palabra.
- Vale.
- Pero cuando esto acabe, no vamos a vernos más.
- ¿Lo, lo tienes claro ya?
- Sí, sí.
Te quiero mucho.
- Tú... ...no me vuelvas a decir "te quiero mucho" en tu vida, porque tú no me quieres ni a mí, ni a tu mujer, ni quieres a nadie.
Tú solo te quieres a ti mismo.
- Vale.
- Sí, porque eres una persona egoísta que, que engaña a la gente.
Eso es lo que tú eres.
Tú eres un puto egoísta.
Eso es lo que tú eres, ¿vale?
- [José] Vale.
- ¿Vale?
!¡No cojas el teléfono, José!
!¡Ahora no lo cojas!
- Que es Tomás.
- Que es Tomás, cojones.
- !¡No!
- [José] ¿Qué?
¿Cómo que han detenido a tu hijo?
Tomás, que sales en media hora.
Vale, vale, vale.
Que sí, que sí, te llamo yo.
Que sí.
[♪ música dramática] - Ese camión va a salir hoy sí o sí.
Si hace falta, lo conduces tú, me da igual.
Lo conduces tú.
Me da igual, ¿vale?
[♪ música dramática] [chirrido de neumáticos] [golpe metálico] [♪ música de suspenso] - ¿Qué te ha dicho?
Pues no podemos esperar.
A lo mejor lo tienen un par de días encerrado.
No me jodas, Tomás.
Aunque sea tu hijo, hay que ser gilipollas para hacer algo así.
[♪ música triste] Que no te preocupes.
No, si no tiene antecedentes, no le va a pasar nada.
Claro.
Lo sueltan antes de que volvamos, ya verás.
Claro.
¿Qué?
No, no anulamos.
Voy yo contigo.
Me paso por casa y en media hora estoy en la empresa.
Venga, hasta ahora.
Adiós.
[♪ música dramática] [timbre de teléfono] - [Lucía] Hola, soy Lucía.
En este momento no puedo atenderte, así... [♪ música de suspenso] - [María] ¿Lucía?
¿Lucía?
Lucía.
Oye, ¿qué pasa?
Vale, vale, vale, vale, vale.
Tranquila, tranquila.
Vale, tranquila.
Vale, tranquila, tranquila.
Cuidado con la cabeza.
Tranquila.
No te preocupes, vale.
Oye, tú me oyes, ¿no?
Vale, tú tranquila.
Vamos al hospital.
Vale, no te, no te duermas.
- [Julián] Bueno, bueno, bueno.
Últimos momentos para acabar con lo que estéis haciendo, que empieza el partido de la Champions.
Si alguien tiene que ir al baño, ahora es el momento.
No quiero distracciones.
Niño, eso va por ti.
- Qué raro, Julián.
No aparecen ni José ni Lucía por Samuel.
Y Lucía ni siquiera coge el teléfono.
- Ya vendrán, tranquilidad.
Hala, chaval, deja la Play.
Venga, cambia de canal, que hay fútbol.
- No quiero.
- Muy gracioso, niño, muy gracioso.
Anda, venga.
¿Dónde está el mando de la tele?
- No sé.
- Samuel, me cago en... No lo habrás escondido, ¿verdad?
- Es raro que no avisen.
No me digas que no es raro.
Ni siquiera un WhatsApp, con lo responsable que es Lucía.
Julián, ¿me oyes?
Estoy preocupada.
- Y yo, Isa, y yo.
¿No ves que me estoy perdiendo el partido?
Samuel, ¿dónde está el mando, eh?
Estoy seguro de que lo has escondido.
Mira, o me das el mando ya o... La madre que lo parió.
Isabel, ayúdame.
- [José] ¿Hola?
!¡Lucía!
- [Isabel] ¿José?
- [José] Isabel.
Oye, ¿tú sabes dónde está Lucía?
- No, no, no.
Venía a preguntarte yo a ti.
¿No la has visto?
- No.
Hemos hablado antes, pero la estoy llamando ahora y no, no me lo coge.
Además, tengo que hablar con ella sí o sí.
Me voy de viaje ahora mismo.
- ¿De viaje ahora mismo?
¿A dónde?
- Nada, una cosa de trabajo.
[timbre de teléfono] - Venga, tío, venga.
- ¿Por qué no lo coges?
¿No es Lucía?
- No, no es ella.
- Joder, tío.
- Cógelo, porque igual ha perdido el teléfono y te está llamando desde otro.
- Que es un pesado al que no se lo quiero coger.
Isabel, es que me tengo que marchar.
- ¿Te vas a ir así, sin saber dónde está tu mujer?
- Dame una cosa.
De mi familia me ocupo yo.
- [Isabel] Mjm.
- ¿De acuerdo?
- Sí, claro.
- Vale.
- Joder.
- No, Samuel está conmigo.
- ¿Por qué está contigo?
- Lucía fue a buscarte.
- ¿Dónde fue a buscarme?
- Venga, a ver si me lo coges ahora.
[timbre de teléfono] - ¿Qué te dijo cuando fue a buscarme?
- Coge el teléfono.
- Isabel, ¿me escuchas?
¿Qué te dijo cuando fue a buscarme?
- Coge ese teléfono.
No.
- ¿Me lo dices, por favor?
- Si no lo coges tú, lo cojo yo.
- Dame el... - Deja, que sí es, sí es.
Cariño, ¿qué pasa?
- José, que está aquí, está aquí conmigo.
Ha tenido un accidente.
- ¿Que qué?
¿Un accidente de qué?
- [María] Vale, no, escúchame.
- [José] ¿Qué le ha pasado?
- [María] Escúchame.
Me la he encontrado en mitad de la carretera, no lo sé.
La llevo al hospital.
Por favor.
Ve para allá.
- ¿Era Lucía o no era Lucía?
¿Qué ha pasado?
- Ha tenido un accidente.
La llevan al hospital.
- ¿Accidente?
Voy contigo.
- No, no, no, no.
Isabel, por favor, tú te quedas y te ocupas de Samuel.
- No, de Samuel ya se ocupa Julián.
- Por favor.
- No, me voy contigo, ¿eh?
!¡Julián!
[♪ música de tensión] Te he dicho que me voy contigo.
[♪ música de tensión] - [José] Espérame aquí.
¿Cómo está?
- No lo sé.
Está inconsciente.
- ¿Dónde le has encontrado?
- Estaba al lado de la casa rural.
Se le salió el coche de la carretera.
Estoy segura de que nos ha visto, José, y lo sabe todo.
Y como diga algo, estamos muertos.
- [José] Dame su bolso.
- Lo sabes, ¿no?
[♪ música dramática] - [Isabel] ¿Cómo está?
- [José] !¡Un médico, un médico!
- [Isabel] Sí, !¡un médico!
[♪ música de tensión] - Eso, haga fotos.
Sobre todo a este.
Me quedan dos años para terminar de pagarlo, ¿sabe?
Malditos sean esos hijos de puta.
!¡Ah!
Mierda.
- Cuidado.
No creo que destrozarte el pie te ayude como terapia.
- ¿Y ahora qué hacemos?
Nos hemos quedado sin pruebas.
Estamos como al principio.
- Mh, mh.
Como al principio no.
Alguna cosa más sabemos.
Por ejemplo, que el que ha hecho esto no quería que analizáramos el coche.
Así que en este coche había pruebas de alguien implicado en la desaparición de Chupito.
Bueno, en la desaparición o en lo que fuera que Chupito se trajera entre manos.
Y ese alguien no es profesional.
- ¿Y eso cómo lo sabe?
- Porque no habría sido tan descuidado.
Por cierto, ese aficionado es bastante listo.
No hay destrozos en la puerta, así que aprovechó un momento de descuido para, para colarse.
- Ignacio.
Ignacio, por favor.
Bueno, tú conoces a mi hijo.
Sabes que Lucas no es mal chaval.
¿Es necesario que lo tengáis detenido, hombre?
Coño, ¿tan grave es lo que ha hecho?
- Tu hijo se ha metido en un buen lío, Tomás.
- ¿Pero para detenerlo?
- Jefe, es Tomás.
Uno de los conductores de los hermanos Espada.
- Sí, sí, nos conocemos.
- Hola.
- ¿Qué tal?
- Bueno.
- Así que su chaval es al que le ha dado por romper escaparates.
- Sí, pero le juro que jamás había hecho una cosa así.
No sé, no, no, no me lo explico.
¿Puedo verlo?
Solo un momento.
- No, mañana.
- [Nacho] Venga, Tomás.
- Oiga, oiga, pero es que, es que yo necesitaba hablar con él ahora, por favor.
- ¿Por qué necesita hablar con él ahora?
A ver, explíquemelo, a ver si me convence.
- Es que no es con... Es que salíamos de viaje, ¿sabe?
Y, y... - No, no sé.
- Sí, son asuntos de, del trabajo, ¿sabe?
- Asuntos de trabajo.
- De la empresa.
- Ah, pues me temo que ese viaje va a tener que esperar.
Váyase a casa y descanse.
Mañana podrá verle.
- Joder, joder.
- Ya sé lo que está pensando, jefe.
Otra vez los Espada.
- Vamos a hablar con ese chico.
[♪ música de suspenso] - Hombre, ya era hora que viniera alguien, joder.
¿Podrían traerme un vaso de agua?
Tengo sed.
- Claro.
¿Y qué más quiere el señor?
¿Un capuchino, por ejemplo?
- No.
Solo agua.
Gracias.
- [Ramón] A ver, Lucas, venga.
Ahora dime la verdad.
¿Mh?
¿Por qué has roto ese escaparate?
Un intento de hurto no es ninguna broma.
- No era para robar.
- ¿Ah, no?
¿Entonces para qué?
- Pues, pues por rabia, porque ese joyero es un gilipollas.
- [Ramón] ¿Un gilipollas?
- Pues sí.
Le compré una cadena de plata y me tangó.
Y cuando le pedí que me devolviera la pasta, pasó de mí como de la mierda.
- [Ramón] Ya.
O sea que entonces solo querías joderle.
Pues el que está bien jodido eres tú.
Bueno, no solo tú.
Tu padre está ahí fuera muy preocupado.
- ¿Mi padre está aquí?
- [Ramón] Mjm.
- Joder.
- [Ramón] Y le has dado un buen disgusto.
Por cierto, qué casualidad que mientras tú rompías ese escaparate, y no para robar, alguien entraba en nuestro depósito de coches y nos quemaba toda la flota.
- ¿Han quemado los coches del parquin?
- Incluido el mío, machote.
Y cuando pille al que lo ha hecho, se va a acordar.
- Que yo no sé nada.
- [Nacho] ¿Seguro?
- [Lucas] Te lo juro que no.
- [Nacho] Venga.
¿Qué le parece, inspector?
- Vamos a hacer una cosa, Lucas.
Tú tómatelo con calma.
Mírame.
Piensa un ratito en lo que hemos comentado y luego... Mírame.
Lo volvemos a hablar, ¿de acuerdo?
Qué hambre.
¿Has cenado?
- [Nacho] No.
- Te invito un chuletón.
Vamos.
- No, hos-hostia, no me dejan aquí, oiga.
- ¿Qué?
- Que necesito, necesito tomarme una medicina, que soy alérgico.
¿Puedo llamar a un colega para que me las traiga?
- Claro, hombre.
Ahora te traemos un teléfono.
Que venga su colega con las medicinas.
- Si es alérgico, puedo ir yo.
Y está su padre si no.
- Es alérgico a decir la verdad.
No, pero está bien ver a quién pide ayuda.
- De acuerdo.
- [Isabel] No, no, no.
Todavía no sabemos nada y eso que se la han llevado ya hace un, un buen rato.
Oye, prepárale algo de cenar a Samuel.
Bueno, pues no sé.
Una, una tortilla de queso.
Primero bates los huevos y después le echas el queso, ¿eh?
Oye, oye, te dejo.
Ahora te llamo, ¿vale?
- [doctora] ¿Familia de Lucía Romero?
- [Isabel] Ay, sí.
- [José] Sí, nosotros.
¿Está bien?
¿Cómo está?
- Está consciente.
Ha tenido una pequeña conmoción cerebral, pero le hemos hecho un TAC para asegurarnos y está todo bien.
Aun así, la mantendremos en observación un par de días.
- Vale.
¿Puedo pasar a verla ya?
- Puede pasar a una persona, pero usted no.
Lo siento.
- ¿Por qué yo no?
- Son instrucciones de la paciente, que ha sido muy clara conmigo.
- Pero, oiga, que soy su marido, ¿eh?
Que, que quiero verla.
- De todas formas, acabamos de sedarla y tampoco iban a poder hablar con ella.
¿Me acompaña usted?
- Sí.
Sí, sí, claro.
[timbre de teléfono] - Está bien.
Acabamos de hablar con la doctora.
María, de todo lo demás no quiero hablar ahora, ¿vale?
- No, no, no, no.
No me cuelgues, no me cuelgues.
Escúchame, el camión tiene que salir.
Por favor.
Yo sé la situación tan horrible que estás pasando, pero o ese camión sale esta noche, o se va todo a la mierda.
Y, por favor, tienes que hablar con ella.
No podemos dejar que diga nada.
No, no, que no me cuelgues.
!¡Que no me cuelgues, coño!
Pero !¡que no me cuelgues, cabrón!
[♪ música de suspenso] Ay, por favor.
[♪ música de suspenso] [respira profundamente] [quejándose] [♪ música de suspenso] Hola.
Siento llegar tarde.
- Te hemos llamado varias veces, más no cogías el teléfono.
- Me he retrasado en el gimnasio.
Y al salir he tenido un pequeño accidente.
- Oh.
¿Qué te ha pasado, mi amor?
- Me he cortado.
- [João] A ver.
- Abriendo la puerta que da al garaje, tenía un alambre salido y no lo vi.
- ¿Te duele?
- [María] Sí, sí, ahí sí.
Voy a desinfectarme la herida.
Mañana voy al hospital.
- Quizás deberías ir ahora mismo.
- No, no, si es más aparatoso que otra cosa.
No es grave.
Lo que me fastidia es que he manchado la tapicería del coche.
La sangre es muy difícil de quitar.
- Pero no te preocupes ahora por eso, mujer.
- Mañana, si quieres, lo llevo yo a lavar.
- No, no, gracias, Lula.
Ya me encargo yo.
Me cambio y bajo a cenar, ¿vale?
- Espera.
- ¿Qué?
- Tienes algo en la cara.
Un poco de tierra.
- Bajo enseguida.
- No tardes.
- Mañana te acompaño yo al médico.
- Qué cosas tan raras le pasan a tu mujer.
- Lucía, de verdad, qué susto nos has dado, ¿eh?
Vaya susto me has dado.
Yo me voy a quedar aquí hasta que tú te recuperes, hasta que estés estupenda.
Ya, ya sé, ya sé, ya sé que no tendría que estar hablando sola, que van a venir las enfermeras de psiquiatría y me van a llevar.
Pero es que ahora que no me oyes, puedo decirte algunas cosas que normalmente me callo.
No, no, no, no.
No te voy a reñir, no.
Al revés.
Lucía, tú eres muy importante para mí.
Eres una amiga maravillosa.
Yo, si no fuera por ti, creo que estaría tomando antidepresivos.
Ahora que estamos los dos en paro y, y con días en los que solo pienso en cómo llegar a fin de mes.
Pero me voy, charlo contigo, me tomo un café.
Y pienso que las cosas van a ir a mejor.
Yo... Si a ti te pasara algo, Lucía.
Si a ti te pasara algo, yo no sé qué haría.
Te quiero mucho, amiga.
Mucho.
- Yo también te quiero mucho, amiga.
- Lucía.
Cariño.
- Pero cállate un poquito, que tengo mucho sueño.
- [Isabel] Perdona.
Sí, sí, sí.
Perdona, que, que pensé que estabas dormida, ¿eh?
- Pues no.
[♪ música sentimental] - Aquí están tus medicinas.
- Toma, tío.
- Háblale, ¿no?
¿Ves a tu colega detenido y no le preguntas ni qué tal está?
Menudos amigos.
- ¿Cómo estás?
- Regular.
- Tu colega tiene un problema, pero mejor que te lo cuente él.
- He roto un escaparate.
El de la joyería.
- Pues muy mal, Lucas, muy mal.
Eso no está bien.
¿Eh?
En fin, yo no soy ni su padre ni su abogado.
Además, tengo muchas cosas que hacer.
- Mira, Manuel.
Lucas... Mírame, Manuel.
Ha roto un escaparate justo al mismo tiempo que alguien entraba en nuestro parquin y nos quemaba todos los coches.
¿Tú qué conclusión sacarías?
- ¿Conclusión?
No lo sé.
Así de entrada, alguien ha sido, ¿no?
- No te pases de listo, anda.
- Eso es seguro.
El caso es, ¿quién ha sido?
- Ya les he dicho que yo no sé nada.
- Bueno, pues ya lo ven.
No sabe nada.
A veces pasan casualidades.
- Sí, eso es cierto.
La vida está llena de casualidades.
Y mira, y como casualmente tu colega tiene un problema, tú te vas a quedar aquí un ratito a hacerle compañía.
- ¿Yo?
¿Por qué?
- Tú, para que le expliques a él que si nos cuenta quién le ha dado el trabajo, a lo mejor le dejamos salir.
Cuidado.
- [Lucas] Manuel, tío... - ¿Tú eres gilipollas?
¿Eh?
Siéntate ahí y cierra la boca.
Me cago en todo lo que se menea.
- ¿Agua?
Para las medicinas.
- Gracias.
- ¿Tú quieres algo?
- No.
Qué jodido eres, cabrón.
[Manuel suspira] - ¿José Espada?
- Sí, soy yo.
- [Carmen] Tengo a mi marido ahí, con neumonía.
- Vaya, pues lo siento.
Espero que se mejore.
- [Carmen] Yo también deseo que se mejore su niño.
- ¿Mi niño?
- Samuel, ¿no?
- [doctor] Carmen, disculpe.
Tengo que comentarle una cosa.
- ¿Pasa algo?
- Pase, por favor.
- Espera, espera, espera.
- Ay, se me olvidaba.
Su abuelo me ha dado este sobre para usted y me ha dicho que no se olvide de lo del camión.
¿Pasa algo?
- [doctor] Eh, verá, siéntese.
[♪ música de tensión] - [doctora] Se nos va. Nos vamos a quirófano.
!¡Ya!
- Apártese, por favor, apártese.
- [José] ¿Dónde está mi mujer?
- [enfermero] No lo sé.
- [José] ¿Dónde está?
[♪ música de tensión] ¿Dónde está?
- Eh, la acaban de pasar a planta.
- ¿Pero está bien?
- Sí, está bien.
Te estaba buscando para decírtelo.
- No me engañes.
¿Está bien?
- Está bien, José.
Todavía sigue dormida.
¿A ti qué te pasa?
- Nada, que me he asustado al no verla.
Joder.
- [Isabel] ¿Seguro?
- Sí, ya está.
[José respira profundo] Oye, cuando la veas, le dices, por favor, que la quiero y que lo siento.
¿Vale?
- [Isabel] ¿No sería mejor que se lo dijeras tú mismo?
- Se lo diré.
Pero la verás antes.
- José.
- Tomás, tenemos que salir ahora mismo.
Vete... Escúchame, cojones.
A tu hijo le voy a poner un abogado yo, ¿vale?
Tú vete para la empresa, que te ayudo a cargar el camión.
Sí, ahora mismo.
Adiós.
- Es que no tengo ganas de comer, amiga, de verdad.
- Bueno, pues bébete el té.
- No.
- Un sorbito.
- No, no.
Es que no me apetece, de verdad, en serio.
No quiero, Isa.
¿Está José por ahí?
Da igual.
Prefiero no saberlo.
Eh, no se te ocurra dejarlo entrar, ¿eh?
- No, no, no, no, no, no.
Tranquila.
- Tiene una casa donde se encuentra con su amante, ¿sabe?
Lo vi anoche.
- Joder.
Tía, qué cabrón.
- Digo yo que eso significará que llevan tiempo juntos, ¿no?
- Pues no sé, Lucía, no sé.
No sé lo que significa, pero intenta no darle muchas vueltas.
- ¿Cómo no voy a dar vueltas, Isa?
Si no me lo puedo quitar de la cabeza.
Y ella abrazándolo por detrás, me viene la imagen una y otra vez, todo el rato.
¿Cómo pude ser tan imbécil, tía, de no darme cuenta?
¿Cómo ha podido engañarme así?
Si es que no, no... Cuando desapareció y vino con toda la película que vino, hijo de puta mentiroso.
Ya da igual.
- Qué tempranero.
¿Y este camión?
- [José] El del aceite de oliva.
- Ah, ya, ya.
Pero ¿no salió anoche?
- No.
- [Sonia] Porque el puerto de Ferreira tiene que salir esta mañana.
- En cuanto acabe con esto, me pongo con el otro.
- [Sonia] Vale.
- [José] ¿Tú has desayunado?
- No.
- Pues venga a desayunar, que con el estómago vacío no salen los números.
- [Sonia] Vale.
- [José] Tomás, sigue con esto.
- [Juan] Buenos días.
- Buenas.
- Algo ha tenido que pasar para que estés tú aquí a estas horas.
- [José] Sí, ya ves.
Tengo que salir esta mañana con el del aceite de oliva.
Iba a ir Lucas con Tomás, pero lo han detenido.
- ¿Lo han detenido?
- [José] Sí.
- Pero ¿qué, pero qué, qué pasa?
¿Qué, qué os pasa a todos últimamente?
- Y otra cosa, que prefiero contártelo yo.
Lucía está en el hospital.
- ¿En el hospital por qué?
- Un accidente de coche.
- Pero ¿qué dices, José?
Pero por el amor de Dios, pero ¿está bien?
- Está bien, está bien.
No te preocupes.
Pero se la quedan un par de días en observación.
Para que estés al tanto, ¿vale?
- Pero ¿cómo te vas a ir ahora?
- Porque tengo que ir.
Cuando vuelva, te lo cuento, de verdad.
Voy a cargar esto.
- Espera, José.
Espera, espera, espera.
No te puedes largar dejando a Lucía en el hospital.
- [José] Que sí, coño, que me tengo que ir.
- De Lucas me encargo yo.
Me voy a comisaría.
- Que no.
- Que el camión saldrá hoy, te lo juro.
Pero tú te vas con tu mujer al hospital, y no se hable más.
- Hermano, no me jodas.
Este camión tiene que salir hoy.
- Y saldrá hoy, créeme.
Pero tú vete con Lucía.
Haz el favor, José.
- Gracias.
- [María] Buenos días.
- Buenos días.
- ¿Cómo está?
- Mmm, qué buena pinta.
- Esa para ti.
- ¿Esta para mí?
A ver.
Muy rica.
Qué pena que me tenga que ir.
- No, desayuna conmigo.
- No puedo, amor.
Voy a que me curen esto, que no quiero que se infecte.
- Lula quiere acompañarte.
Ha ido a llevar al niño al colegio.
Espérala.
- No necesito guardaespaldas.
Te lo digo en serio.
Se pasa todo el día mirando qué hago y dónde voy.
Es que no lo aguanto, ¿eh?
- Tú sabes que en mi negocio todas las precauciones son pocas.
A lo mejor mi hermana se pasa, pero de verdad que lo hace por cuidarte y por cuidarme.
A las dos os quiero.
Llevaros bien.
Es importante para mí.
- Luego te llamo.
Adiós.
- Señor Ferreira, ¿podemos hablar un momento?
- ¿Qué pasa?
- Los Espada.
Que nuestro puerto no va a salir a la hora prevista.
- ¿Por qué?
- Según parece, hay otro cliente y su camión tiene que salir antes.
- ¿Otro cliente?
Nico, ¿teníamos por ahí un localizador, ¿verdad?
- Sí, lo tenemos.
- Cógelo, cógelo y llévame a la empresa.
Quiero ver a dónde va ese camión que tanto les importa y ver qué se traen esos dos entre manos.
[♪ música de suspenso] - Hola, Ratón.
¿Has desayunado?
Sí, estamos los dos bien.
Tú no te preocupes.
Oye, ¿sabes lo que me apetece?
¿Quieres que nos echemos unas carreras esta tarde tú y yo con el coche?
Eres un flipado.
¿A que no me ganas ni una?
Vale, me lo apunto.
Pues te veo en un rato, ¿vale?
Sí.
Un beso.
Adiós.
Isa.
¿Cómo está?
- [Isabel] Pues no está bien, la verdad.
- Pero el médico no ha dicho nada nuevo.
- No, no, no.
El médico no ha dicho nada, no me refiero a eso.
Me refiero a cómo se siente.
Lucía está fatal.
Yo, yo no sé si tú eres consciente de que os ha visto, de que lo sabe todo.
Así que imagínate, no va a ser fácil que te perdone esta vez.
Tampoco puedo entender cómo le has hecho esto.
- Ya está.
Esto es entre Lucía y yo, ¿vale?
- [Isabel] ¿Ah, sí?
- Perdóname, pero no sabes nada.
- [Isabel] Sí, sí.
Sé que le has hecho mucho daño.
[♪ música de suspenso] - Lucía, necesito que me escuches un momento.
- ¿Qué haces tú aquí?
- Necesito hablar contigo un momento, por favor.
- No quiero saber nada.
Quiero que te vayas de mi habitación.
- Hay algo que no sabes.
Hay algo que no sabes y te juro que te conviene saberlo, de verdad.
Y esto no va de tu marido para nada.
Es muchísimo peor.
[♪ música dramática]
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